domingo, 20 de octubre de 2013

¡Sálvese quien pueda!

Por: La Redacción

La fantástica y prestigiada compañía francesa Maguy Marin nuevamente se presentó con éxito el día de ayer, 19 de octubre en el Teatro Principal de la capital Guanajuatense, tras dos funciones previas, en el marco del cuadragésimo primero Festival Internacional Cervantino en punto de las 18:00 horas, presentando su puesta en escena Salves (Salvos).

Maguy Marin nació en Toulouse, Francia y es hija de padres españoles refugiados en Francia tras la Guerra Civil, se formó como bailarina clásica pero siempre cuestionó a la academia y su carácter creativo la llevó a la labor coreográfica, su idea es que el baile no debe estar sujeto a los criterios estéticos rígidos, sino al cuerpo expresándose con su intensidad y en sus obras mezcla usualmente teatro y danza, como lo es en esta ocasión. Esta grandiosa obra artística la autora la ha considerado como una suerte de manifestación política, una descarga de coraje y furia para superar el mal sabor de boca sobrevenido tras las catástrofes del siglo XX y emprender la reconstrucción.


La puesta en escena hace referencia a momentos históricos clave del siglo pasado, en especial a las guerras y a todas aquellos sucesos importantes que movieron al mundo y provocaron una revolución en el pueblo.


La obra inicia con luz, con siete actores en escena que siguen un hilo (literalmente) y que posteriormente se pierden en la obscuridad, de ahí en más, la obra transcurre dentro de las paredes negras dispuestas alrededor del escenario y en la obscuridad, entre fragmentos de luz que se prende y se apaga y que pareciesen pedazos de una cinta sin principio ni fin y que en numerosas ocasiones se repite, con el propósito de comunicarnos que las generaciones imitan la historia y se vuelven esclavas de la rutina. La muestra pasa por varias épocas como la Guerra Civil Española y hace referencia a obras de arte referentes como El Guernica de Picasso, además de otras obras más antiguas pero también referentes a revoluciones y conflictos, como Los fusilamientos del 3 de mayo de Goya y La libertad guiando al pueblo de Delacroix y otras más modernas como la Estatua de la Libertad, leyéndose como esa incansable búsqueda de una libertad que parece utópica en un mundo tan caótico.


En un momento se lee en un muro “Cuando se está con la mierda hasta el cuello, sólo queda cantar”, se trata sobre todo de la expresión de la decadencia y de la miseria humana que se vive con el pasar de los tiempos, en medio de guerras, momentos dolorosos y de la lucha un tanto inútil por sobrevivir, desde una perspectiva existencialista la autora refiere a la pérdida de voz, de sentido y de libertad y a la propia esclavitud individual que se autoimpone. Y una perspectiva nihilista donde no se espera nada y donde las expectativas son bajas ante un futuro incierto y poco prometedor, se vive atado a la rutina y al hecho de que sólo somos un punto en este gran universo.

La obra además hace énfasis en la transición al siglo XXI: es todo un caos donde el ser humano no sabe qué hacer ni por qué lo hace, donde vive atado a las circunstancias y en constante conflicto con el otro. Y concluye con una gran mesa perfectamente dispuesta y frenéticamente acomodada por los actores, en donde reina el caos y no existe sentido.

Sin duda una puesta en escena con una perspectiva interesante por parte de la coreógrafa francesa, que sabe que dentro del caos siempre existe la belleza y que en esos sucesos a manera de destellos que transcurren en la oscuridad, siempre existe esperanza.


Recuerda seguir asistiendo a los eventos que ofrece el Festival Internacional Cervantino y consultar la programación en la página web.

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