Por: La Redacción
La Alameda Central, es sin duda, uno de los principales cuadros que se
encargan de embellecer a la Ciudad de México, y esto no sería posible sin la
presencia de la pureza del blanco mármol que caracteriza al majestuos y único
en el mundo… Palacio de Bellas Artes.
A punto de dar comienzo el siglo XX, Porfirio Díaz dio la orden de
construir un teatro con el fin de conmemorar el centenario del inicio de la
Independencia de México, a su vez, el teatro sería edificado para reemplazar al
Teatro Nacional de México. Adamo Boari fue el arquitecto responsable para la
realización de este edificio estilo art nouveau y art decó.
El proyecto dio inicio en el año de 1904, esperando ser terminada cuatro
años después, sin embargo, la construcción se vio mermada debido al estallido
de la revolución y la situación económica del país. El arquitecto Boari dejó el
país en el año de 1916 con el teatro sin terminar, empero una de las obras más
fastuosas que concluyó al interior del teatro fue el telón contra incendios.
El telón fue construido por la Casa Tiffany de Nueva York, realizado con
cristales no transparentes (opalescentes). El diseño fue hecho por Harry Stoner
quien plasmó la idea de Boari, un paisaje con los gigantes de México, el volcán
Popocateépetl y el Iztaccíhuatl. Con un peso aproximado de 27 toneladas y dimensiones de
14 m de ancho por 12.50 m de altura y 32 cm de espesor, fue exhibido en Nueva
York antes de ser enviado por barco a la Ciudad De México.
Tras la salida de Boari, la construcción se intentó retomar en 1919 y 1928
con pequeños avances. Fue hasta el año de 1930, estando el país estabilizado en
materia de economía, bajo la presidencia de Pascual Ortiz Rubio que la obra se
denominó como un edificio “asiento de una institución nacional de carácter
artístico”, después de 30 años se cambió el nombre a la obra de Teatro Nacional
a Palacio de Bellas Artes, siendo entonces terminado por el arquitecto Federico
Mariscal en el año de 1934.
Engalanado en su interior por murales que fueron inspirados por Rivera,
Clemente y Siqueiros, la inauguración oficial del recinto fue el 29 de
septiembre de 1934 por el presidente Abelardo L. Rodríguez, con la obra teatral
“La verdad sospechosa” de Juan Ruiz de Alarcón.
El edificio tiene 52 m de altura, posee cuatro pisos y un estacionamiento
subterráneo. Cuenta con espacios como la Sala Manuel M. Ponce, Sala Adamio
Boari, una cafetería, una librería y salas de exposiciones.
Es imposible no admirarse de la belleza de este recinto. No puedes dejar la
oportunidad de conocerlo. E-culture te invita a apreciar el esplendor de las
construcciones históricas que nos hacen ser el orgulloso país que somos.
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